lunes, 16 de junio de 2008

CENTRO PINTORESCO I

“CENTRO PINTORESCO”
Para no perder la capacidad de asombro,

“El trabajo del fotógrafo es ver más interesante que
la mayoría de la gente. Debe tener y conservar la receptividad de los niños que
miran algo por primera vez o el viajero que visita un nuevo país”
Bill Brandt





Este trabajo fotográfico busca profundizar en el sentido de lo urbano, retornando la imagen directa, la fotografía urbana, callejera, capturando las cosas, situaciones y personas que llaman mi atención. Volviendo a lo que llame “instantes de ciudad” (sobre Barcelona) y sigue motivando mi interés en la búsqueda de retratar a la ciudad desde su interior, su quintaesencia, su propia razón de ser, sus espacios y en quienes la habitamos.

Una nueva mirada, un nuevo conjunto de instantáneas desde la complejidad social, un nuevo enfocar y reconocer más allá del resultado, toda la carga histórica y simbólica inherente a un pasado ya vivido, y un futuro incierto.

Las fotografías como copia de la realidad ofrecen a través de la huella de luz multiples interpretaciones, deja a la imaginación de quienes las miran, la libertad para interpretar y especular sobre lo que quiera decir o significar el autor.






El acto fotográfico tras el lente de la cámara y la acción mecánica de apretar el botón del obturador, sería el hecho precedente para una conjugación futura e incierta de lo que será la imagen resultante; esa misma calle, sus habitantes, sus espacios, sus actividades y su devenir diario, para quien los mira ahora, puede valorarse desde otra perspectiva a la que tenía el autor en el momento en que la creo. Cartier-Bresson dijo “Rodaba las calles todo el dia, me sentia tenso, listo para disparar. Estaba convencido a capturar la vida en su mismo acto de vivir.”




Desde su propia composición, como espacio complejo, informal, político, económico y social, el centro de la ciudad es generador continuo de relaciones inter e intra personales; estas relaciones son, a su vez, una gran fuente de inspiración para cualquier fotógrafo atraído por lo social y lo urbano.

La gente que diariamente transita y vive en este lugar termina acostumbrándose al entorno que lo rodea, pierde esa capacidad de asombro, no reconoce en lo típico y lo cotidiano, el carácter particular que lo hace especial y único.

Calles y esquinas son espejo de tensiones y problemas sociales (del país, de la región); son un espacio que entrelaza lo público y lo privado, generando intercambios reales y simbólicos importantes en la vida individual y colectiva de las personas y la misma ciudad.

Este trabajo está compuesto por varias series: “Diálogos Urbanos” en la cual abarco el lenguaje de los graffiti, las pintadas, los carteles y el arte urbano. “Bodegones Urbanos”, en la que me acerco a las ventas callejeras de frutas. “Centro”, la cual esta conformado por personajes, situaciones y elementos pintorescos.

Las imágenes que se logran en el centro son como ese reloj detenido que sin marcar en su segundero el paso del tiempo, sigue existiendo, queda en su memoria el tiempo recorrido y el instante en que se detuvo.

El carácter histórico temporal se hace plausible. Veo las fotos “del Cali viejo”, fotos de los lugares por donde paso a diario y reconozco los cambios, unos mas y otros menos evidentes; lo mismo pasa con los retratos, la gente que aparece en ellos se hace mayor, cambia y muere, sin embargo en esas viejas fotografías, siguen siendo las once, siete minutos, veinte segundos; momento en que el segundero se quedo.

SACHA TAFUR

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